La novela policiaca es un género de la épica o narrativa. Se trata de una estructura novelística cerrada, ya que se basa en la resolución de un caso realizada por un policía o detective (el protagonista), haciendo uso de la razón por medio de la indagación y observación o usando la intuición.
En sus inicios, sólo se
mostraban los hechos y las investigaciones del detective, luego se fue mostrando
mayor énfasis en la vida y motivaciones del delincuente, y las raíces
socioculturales de la delincuencia.
La novela negra evolucionó y se vulgarizó gracias a su éxito en colecciones populares hacia el subgénero del thriller (suspence), donde se mezclan la novela policíaca y la novela fantástica. Las novelas policiacas poseen todas ellas una línea común que otorga cohesión a esta modalidad literaria, pero, al mismo tiempo, son tan diferentes entre ellas como distintos son los numerosos autores que han cultivado, y cultivan, este tipo de narrativa.
Algunas características de casi todo este tipo de literatura policiaca son las siguientes:
·
Presencia
de un detective o un policía que investiga un hecho o una serie de
acontecimientos (crímenes, robos, chantajes, etc.) producto del quebranto de la
ley
·
Presentan
ambientes convulsos, con graves problemas sociales y en los que las normas
éticas de convivencia entre los ciudadanos se encuentran reducidas a su mínima
expresión.
·
La
novela negra posee una habilidad especial para retratar problemas colectivos,
en la mayor parte de las ocasiones con un elevado nivel de conciencia crítica.